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¿Qué oportunidades y retos trae la IA a la educación?

Tatiana Rodríguez Leal
24 de septiembre de 2020 - 09:04 p. m.
Inteligencia artificial
Inteligencia artificial

Existe mucha especulación sobre cómo será el futuro de un mundo con tecnologías cada vez más poderosas y algoritmos que predicen más, identifican más patrones y hacen más sugerencias. Pero hay una cosa que sí sabemos: las instituciones educativas necesitan cambiar, y necesitan hacerlo pronto si quieren sobrevivir la disrupción. ¿Qué oportunidades y retos trae entonces la inteligencia artificial (IA) a la educación?

En primer lugar, puede transformar la experiencia de aprendizaje de los estudiantes. En esta línea, el profesor de la Facultad de Ingeniería de Uniandes, Mario Linares, tiene en marcha un proyecto en colaboración con el Centro de Innovación en Tecnología e Innovación de los Andes sobre gamificación. The Game Factory busca que cualquier profesor pueda diseñar juegos para dispositivos móviles, orientados a mejorar el aprendizaje, incluso cuando están fuera del aula.

Aunque en esta etapa el proyecto no tiene un contenido de inteligencia artificial, Linares anticipa que más adelante los juegos puedan incorporar un sistema de analítica y aprendizaje que daría pie a estrategias adaptativas que se ajustan a las necesidades de aprendizaje individual. Es así como funciona Duolingo, una aplicación para aprender idiomas basada en herramientas de Deep Learning que agrega los datos de millones de usuarios para ofrecer experiencias de aprendizaje más personalizadas y eficaces.

Si bien la inteligencia artificial puede transformar positivamente la experiencia de aprendizaje, preparar a los estudiantes para navegar la era de la IA es un reto en sí mismo. De acuerdo con LinkedIn, en 2019 las tres competencias más buscadas por los empleadores fueron computación en la nube, inteligencia artificial y razonamiento analítico. Aunque la lista de competencias cambia cada año, una constante es la presencia de competencias tecnológicas entre las top 10. La pregunta entonces es, ¿estamos preparando a nuestros estudiantes para estas demandas?

El desarrollo de competencias tecnológicas es especialmente importante para quienes toman decisiones. Así, no se espera que la gerente sea la mejor programadora de la organización, pero sí que tenga nociones básicas de analítica y tecnología que la orienten en la toma de decisiones. Pero la educación de gerentes a escala global ha tendido a ignorar el desarrollo de ciertas competencias duras importantes para navegar las demandas de la era del big data y la IA.

Esto resuena con la experiencia de Enrique ter Horst, profesor de finanzas de la Facultad de Administración de Uniandes. Cuando ter Horst trabajó en Morgan Stanley en Londres vio un sinnúmero de pasantes y egresados de los top diez MBA del mundo que llegaban al trabajo sin alguna idea de programar, a pesar de que esto era indispensable para el trabajo que se esperaba de ellos.

Asimismo, era experiencia de todos los días que gerentes aprobaran procesos analíticos y tecnológicos que les eran imposibles de entender. Esos gerentes ponían el pellejo una y otra vez sin más remedio que confiar en los analíticos de la organización.

Ahora bien, no todo lo que tenemos que aprender está relacionado con tecnología. En un contexto en el que la automatización amenaza prácticamente todos los oficios, las competencias blandas son indispensables para mantenerse a flote. De hecho, algunas de las profesiones en menos riesgo de ser automatizadas son aquellas que requieren mayores dosis de inteligencia emocional.

Y, por supuesto, las habilidades relacionadas con la reflexión ética y el pensamiento crítico se vuelven más urgentes. Solo si nos entrenamos en toma de decisiones éticas, estaremos en capacidad de enfrentar los dilemas de los que nunca se divorciarán las nuevas tecnologías.

En la Facultad de Administración de Uniandes hay varias iniciativas enfocadas en enfrentar las nuevas demandas para la educación superior. Por ejemplo, este año comenzó un programa de maestría y doctorado en gestión de la innovación tecnológica. El programa es una colaboración entre las facultades de Administración, Diseño y Arquitectura e Ingeniería, y atiende dos demandas que son difíciles de enfrentar en el contexto de una universidad: el trabajo interdisciplinario y la colaboración con la industria.

Rafael Vesga, profesor de la Facultad de Administración y uno de los creadores del programa, explica que los estudiantes que participan deben ser patrocinados por su empresa. Su trabajo durante el programa debe estar enfocado en atender una problemática de la organización.

Este modelo hace que el estudiante se convierta en un punto de contacto estratégico entre la academia y la industria. En este mismo espíritu de expandir nuestros ojos y nuestros oídos, la Facultad de Administración de Uniandes está creando el Consejo Asesor Internacional. Con esto se busca tener retroalimentación inmediata entre las iniciativas de la facultad, la industria y el sector educativo a escala mundial.

Reflexionar sobre las demandas y oportunidades que trae la IA para la educación debe ser un ejercicio cada vez más frecuente y democratizado. Lo último, sin duda, es difícil de lograr. Como indica Joseph Aoun, estamos en un mundo en el que tan solo ocho individuos son dueños de una cantidad igual de riqueza al resto de la población. A pesar del potencial que tiene la tecnología para atender injusticias sociales, las competencias que tenemos la gran parte de los ciudadanos para participar en el desarrollo, la crítica y la aplicación de temas tecnológicos son tan limitadas, que la tecnología parece condenada a llevar las disparidades sociales aún más lejos.

* Profesora de la Facultad de Administración Universidad

de los Andes.

Por Tatiana Rodríguez Leal

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