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“Gisaico no ha sido un contratista leal”: Coviandes

13 de julio de 2023 - 03:22 p. m.

Alberto Mariño, gerente del concesionario a cargo de la vía Bogotá-Villavicencio, Coviandes, se declaró satisfecho el pasado 2 de marzo cuando el tribunal de arbitramento que llevaba la demanda por la caída del viaducto de Chirajara desde mediados de 2018 falló a su favor, de acuerdo con su lectura, al concluir que el contratista a cargo del diseño y la construcción de la obra, la firma de ingeniería Gisaico, había incumplido el contrato.

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Foto: El Espectador

“El laudo claramente dice que Gisaico cito: ‘No hizo entrega del puente por causas que le son imputables’, es decir, Gisaico no pudo entregar Chirajara porque se desplomó. Pero ni Coninvial (gestor intermediario en el contrato) ni Coviandes tuvimos nada que ver con el colapso, Gisaico es el único responsable ya que el puente se cayó porque hubo errores de diseño y construcción”, le dijo Mariño a este medio durante una entrevista.

La discusión se ha extendido porque el laudo no es claro ni explícito en establecer una responsabilidad tras el suceso que tuvo lugar el 15 de enero de 2018 y en el cual murieron nueve trabajadores que estaban sobre la estructura cuando esta cayó al vacío en el valle de Chirajara, metros después de la salida de Guayabetal (Cundinamarca), sentido Bogotá-Villavicencio.

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Sin embargo, la lectura de Mariño es que “aunque la forma de proferir la sentencia a veces no es clara y el laudo no dice expresamente por qué se cayó, si hubiera otras causas distintas seguramente el tribunal no habría condenado a Gisaico a pagar una indemnización de $6.000 millones a Coninvial”. Una cifra que, a propósito, considera insuficiente: “Estamos analizando la parte económica, pero yo sí hubiera esperado que fuera más y nuestros abogados también”.

Mariño es crítico con la defensa de Gisaico y su teoría de que un asentamiento súbito (por los problemas de suelo y estabilidad en la zona) pudo propagar una onda que hizo vibrar el viaducto con tal fuerza que hizo que cediera, así como con la posición de Héctor Urrego, contratado para modelar la estructura y quien le dijo a El Espectador en entrevista que estaba seguro de que el colapso no fue por una falla en el diseño.

Por un lado, dice el directivo, “el tribunal analizó en toda la parte motiva, dando sobre todo validez al informe de la Fiscalía, que hubo desatenciones y deficiencias en la construcción del puente y donde más críticos se hacen esos errores es en el diseño, que no era idóneo, aunque los defectos en el proceso acumulados podían desencadenar el colapso de la estructura”. Por otro, resalta que en el análisis probatorio el tribunal resolvió que la cimentación era satisfactoria y descartó que esta tuviera que ver con la caída del puente, “no quedó nada demostrado, por el contrario, hay pruebas suficientes de que la cimentación estaba bien y que, como dice el laudo, esta ‘no puede explicar el colapso ni erguirse como causa eficiente del mismo’. Tampoco hubo prueba de una fuerza mayor o caso fortuito que hubiera eximido a Gisaico de cumplir sus obligaciones”, dijo.

Esto último, en relación con la hipótesis del asentamiento súbito diferencial, pues Mariño insistió en que ninguna de las pruebas que llevó Gisaico ni los expertos llamados a declarar le dieron la razón y comprobaron la hipótesis, “por el contrario, se allegó suficiente material probatorio e informes totalmente independientes que demostraban que la cimentación no había sufrido si quiera movimientos después de resistir el colapso, estaba intacta. Lo del asentamiento súbito es absolutamente imposible, es clarísimo que Gisaico nunca tuvo la razón en eso”, señaló.

En apartes del laudo se lee que el tribunal concluye que “si bien Gisaico aportó evidencia que busca indicar una prueba directa de la existencia de un movimiento súbito en la ladera, esta evidencia no ofrece la suficiente certeza y, por el contrario, otras pruebas en el expediente arrojan dudas sobre su validez”, como es el caso de los datos de los inclinómetros estructurales. También advierte que fuera de la información recolectada por Gisaico, “no hay otro dato independiente y autónomo en el expediente que verifique o confirme la hipótesis” o cualquier otra falla en torno a los cimientos que tenga un nexo con el colapso, sin mencionar que sus propias mediciones no coinciden con las que fueron tomadas en febrero de 2018, según dice el laudo.

La relación de Gisaico con Coviandes era de vieja data, también la que tenían con Héctor Urrego, pues juntos diseñaron y construyeron varios puentes y otras obras en la vía a los Llanos a lo largo de una década; con Chirajara, que era especial por sus dimensiones y su complejidad, esa cercanía quedó en el pasado, especialmente porque las dos partes están involucradas en un proceso penal tras la muerte de los trabajadores que deberá resolver la Fiscalía.

“Seguramente no vamos a seguir insistiendo más con esto, hemos sido muy pacientes”, contestó Mariño cuando se le preguntó por el ‘lleva y trae’ en que se ha convertido un debate que debiera ser netamente técnico. Después de todo, en este punto ninguno tiene una opinión favorable del otro, como se evidencia en las palabras del gerente de Coviandes: “Gisaico no ha sido un contratista leal, no entiendo por qué se han empeñado en no asumir su culpa, a lo mejor alguien les dijo que esta teoría del asentamiento era la manera de defenderse”.

En medio de la discusión quedó también atrapado el nuevo Chirajara, pues el consorcio constructor, Eiffage Puentes y Torones, tiene un retraso de 10 meses en la obra debido a las altas exigencias de la interventoría (Consorcio Ginpro) para garantizar que la estructura no volverá a quedar en riesgo. De hecho, en este momento se llevan a cabo seis perforaciones en el terreno para comprobar el estado del suelo. A pesar de que inicialmente la interventoría pidió que se hicieran 48, solo se han autorizado 10 (contando las cuatro que ya están listas). “La interventoría se ha inventado que existen unas fallas y quiere comprobarlas, y eso está totalmente equivocado, todos los geólogos que hemos llevado en los últimos cuatro meses nos dan la razón”, insistió Mariño.

La decisión final la debe tomar la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), que busca establecer cuál es el mejor proceso constructivo. Por lo pronto, Eiffage y Coviandes discuten la posibilidad de suspender el contrato para la construcción de Chirajara, ambas empresas le confirmaron a El Espectador que están muy cerca de tomar la decisión de suscribir el acta y que lo han revisado en varias reuniones. “El ruido que armaron (Gisaico) lo que ha hecho es demorar la construcción del nuevo puente, porque han obligado a hacer estudios adicionales”, contó el gerente de la concesión.

A pesar de las dificultades, Chirajara y el resto de las obras en este corredor son imprescindibles, por lo que valdría la pena que la entidad considerara una de las conclusiones del tribunal de arbitramento, cuando resalta que bien puede existir una ladera con dificultades geológicas y, al mismo tiempo, una obra sobre la misma que no se desplome en su construcción; “precisamente esta es la labor de la ingeniería civil y la geotecnia, darle solución constructiva a la geología”.

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