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La intransigencia del confinamiento en los deportistas de alto rendimiento. No hay nada que hacer: toca parar. Eso sí, reduciendo a la mínima expresión los daños colaterales. Buscar no malgastar todo el trabajo de meses, incluso años. Al menos, la premisa es no perder en grandes proporciones la forma física: intentar mantenerse. Esa es la meta de los atletas en tiempos de cuarentena. Y el caso de Jonathan Rivas, uno de los pesistas más importantes del país, que, en los papeles, tenía casi asegurada una medalla olímpica en Tokio 2020.

Redacción Judicial
31 de enero de 2022 - 04:11 p. m.

“No podemos decir que lo que estamos haciendo los deportistas en casa va a ser algo que nos mantendrá en nuestra forma física, es solo un acondicionamiento, no es lo mismo que estar concentrado con la selección. Esto hará que no perdamos el 100 % de nuestra forma física, que no nos toque después utilizar tres o cuatro meses para volver, sino que retomemos nuestros picos de marcas más rápido”, apunta Jonathan en entrevista con este diario desde la casa de su padre en Cartago, donde vive la cuarentena con él, su hermana, su abuela y su novia, también pesista.

No tiene todos los discos ni las barras; pero hace lo que puede, aunque nada se compara con el gimnasio. Y sobre todo en una disciplina en la que la aguja de la báscula es una máxima. “Nuestros nutricionistas nos siguen ayudando, todos los días nos mandan dieta, nos preguntan cómo nos alimentamos. En el caso de la halterofilia, en la que las categorías se dividen por peso corporal, es vital mantener el peso. Ellos me dicen qué puedo comer y qué no. Cuando salgo a hacer mercado, porque solo puede salir uno, yo compro lo que me dice la nutricionista”.

El anuncio de la cuarentena nacional lo vio en un televisor en Cali. Estaba en concentración con la selección colombiana de pesas, preparando su participación a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La incertidumbre gobernó el momento: el profesionalismo y el deber les hicieron sentir que tenían el fuero para seguir entrenando. Eran los seis pesistas clasificados, dos entrenadores y dos fisioterapeutas en un coliseo amplio. Sin embargo, días después, el anuncio de la suspensión de las justas les dio un parte de tranquilidad.

“Lo mejor es estar en casa. Seguir las indicaciones y hacer lo que se pueda, tal vez no en muy buena forma, pero sí como para estar en condiciones de empezar a entrenar bien y no arrancar desde cero. Es una noticia que nos pegó duro a todos los deportistas del planeta, es un trabajo de planificación de cuatro años. Hay que entender que estamos velando por la salud mundial, que no hay nada más importante que eso, ni siquiera un evento de esta magnitud. Y pues nos sirve porque nos da más tiempo de preparación para llegar en mejor nivel a las competencias. A nivel personal también: me ayuda a solucionar algunos aspectos físicos”.

No es soberbia, tampoco exceso de confianza. Es conciencia de sus condiciones. “La motivación que tenía era increíble, no se imaginan, tenía esa medalla de oro en la cabeza. Está muy clara la de bronce, estamos trabajando para más. Haré una buena planificación para llegar en la mejor forma. Voy a hacer historia”.

No son tiempos fáciles para las pesas en Colombia. Cinco deportistas, todos de gran categoría mundial, están suspendidos provisionalmente debido a resultados analíticos adversos por boldenona. Y un desenlace con una posible exclusión del país en los Olímpicos en esta disciplina sigue siendo una alternativa que deambula en el ambiente.

“Es un tema complicado, difícil de abordar. Es mejor esperar a que pasen las audiencias de cada uno de los atletas. Y ver si salen absueltos de este problema. Ojalá las pesas en Colombia no sufran una posible sanción internacional, ojalá nuestros deportistas salgan bien librados de esto y el nombre de las pesas quede limpio. Porque son tres atletas de la selección Colombia, en este momento a toda la selección nos están tildando de dopados, de tramposos. Eso nos afecta mucho, pero creemos en la inocencia de nuestros compañeros. Las pesas siempre han sido muy limpias y este problema de la boldenona está pasando en todos los deportes; esperemos que sea algo de laboratorio o en la carne”, reconoce Jonathan.

Los deportistas, acostumbrados a una fecha, a una competencia, a una certeza, están en tiempos en los que deben entrenar por amor al oficio, por el camino y no por el resultado. El futuro, hoy por hoy, es gaseoso. “Los atletas de alto rendimiento deben entender y ponerse a pensar cuál es su motivación, qué es lo que los lleva a entrenar y a soñar. Cuando la encuentren, por más difícil que sea la situación, lo van a dar todo sin negociar nada. Ahora tenemos los juegos en un año larguito y esperamos tener trece meses de preparación fuertes”.

De preparación para cumplir su promesa de vida: una medalla olímpica... para Emerson, su hermano, quien murió de dengue hemorrágico en 2011, y para quienes esperan verlo en lo más alto del podio en Tokio, ahora Tokio 2021.

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